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¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. 10 Con todo mi
corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos. 11 En mi
corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. 12 Bendito tú, oh
Jehová; Enséñame tus estatutos. 13 Con mis labios he contado Todos los juicios
de tu boca. 14 Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda
riqueza. 15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. 16 Me
regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.
MEDITACIÓN
¿Has oído alguna vez de un avaro que olvido donde había enterrado
sus tesoros? ¡Nunca! Es muy difícil que olvides donde dejaste algo que valoras
mucho. Aquí tienes un tesoro valioso “tu palabra”; escondida en el mejor lugar “en
mi corazón”; con el mejor de los propósitos “no pecar contra ti”. Todo esto va
especialmente dirigido a alguien: “el joven”. Observa la repetición de “camino”
y “corazón”; ambas palabras resaltan con claridad que la conducta está
estrechamente ligada al corazón. Tan pronto como la palabra este en tu corazón surgirá
un deseo de hacer caso de ella y aprenderla. Una de las mejores maneras de
evitar el pecado es memorizar la palabra de Dios. Para algunos, la meditación (aplicar
con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo) es una tarea;
para el hombre de camino puro, es un gozo. Para el que ama a Dios, sus testimonios
no son una carga sino un motivo de regocijo. Gozarte en la palabra de Dios es
una prueba de que has echado raíz en tu vida. “Me deleitare…” (v.16) ¡Que buena
manera de terminar! Este camino no es aburrido ni pesado, te lleva al deleite
espiritual, al cumplimiento del propósito por el cual Dios te creo.
APLICACIÓN
1.
¿Qué valor le das a la palabra de Dios?
2. ¿Qué es lo que
ocupa mayor espacio entre tus pensamientos?
3. ¿Has
considerado el estado de tus caminos últimamente?
Hemos escuchado popularmente “que de la abundancia del corazón
habla la boca” tiene algo de cierto esto. Mientras más nos llenamos de la
palabra de Dios, pasando mayor tiempo con ella y la obedecemos nuestro camino será limpiado, nuestro andar diario será guardado con integridad para gloria de
Dios. Pero, ¿Cómo podremos obedecer a algo o alguien que no conocemos? ¿Es posible?
Es necesario leer y meditar en la palabra de Dios constantemente. La Biblia una
vez que es guardada en nuestro corazón nos ayudara a permanecer firmes ante las
pruebas y tentaciones que se nos presenten. La palabra de Dios produce gozo y
regocijo en la vida del creyente. Además, debes saber que no es una opción sino
un mandato divino no olvidarnos de la palabra de Dios. Debemos reconocer que es
muy poco el tiempo que dedicamos a escuchar la voz de Dios a través de su
palabra, quizás no le damos el valor que ella requiere y como consecuencia no
somos lo suficientemente estables en nuestro andar diario cuando llegan las
pruebas y las tentaciones a nuestras vidas. Recuerda esto “en nuestro corazón debemos
guardar la palabra de Dios para no pecar contra el” (v.11)
Bendiciones e Cristo.
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