17 Haz
bien a tu siervo; que viva, Y guarde tu palabra. 18 Abre mis ojos, y
miraré Las maravillas de tu ley. 19 Forastero soy yo en la tierra; No
encubras de mí tus mandamientos. 20 Quebrantada está mi alma de desear Tus
juicios en todo tiempo. 21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que
se desvían de tus mandamientos. 22 Aparta de mí el oprobio y el
menosprecio, Porque tus testimonios he guardado. 23 Príncipes también se
sentaron y hablaron contra mí; Mas tu siervo meditaba en tus estatutos, 24 Pues
tus testimonios son mis delicias Y mis consejeros. Dálet
MEDITACIÓN
Muchas personas que pasan por tiempo de adversidad se encierran en si
mismas, pese a que saben que esta actitud agrava las cosas. Una relación correcta
con la palabra de Dios te dará la fe suficiente para esperar que el haga el “bien”
¡No te hundas! La Escritura te abrirá los
ojos de la fe para que contemples a un Dios grande que hace maravillas. El desafía
lo natural y lógico. “No necesitamos que Dios nos dé más beneficios, sino que
nos de la habilidad de ver lo que ya nos ha dado” (Spurgeon). La humildad de un
“siervo” (17, 23) es una característica de la persona que guarda la palabra de
Dios. Sin la guía de Dios, serás como un forastero que no encuentra un sentido
correcto y satisfactorio a la vida. Cuando enfrentes oposición y adversidad, la
mejor defensa contra la depresión es ocupar tu mente con la palabra de Dios; no
responda a tus opositores de la misma manera, sino medita en las promesas de
Dios. El salmista se siente tan firme en sus principios de fidelidad a su Dios,
que no cederá, aunque conspiren contra él los mismos príncipes y poderosos de
la ciudad. Tiene a la palabra por consuelo y consejo; eso trae deleite a su
alma.
APLICACIÓN
1. ¿Tiene Dios que abrirte los ojos para que
veas lo que no quieres?
2. ¿Cómo reaccionas cuando lo que ves no es lo
que esperabas?
3. ¿Te acercas a su palabra con un corazón humillado?
Muchas veces nos afanamos por conseguir y alcanzar cosas que a nuestro
entender son prioritarias, y perdemos la capacidad de ver aquellas por las
cuales no pedimos a Dios pero que aun así el las provee, son necesidades
tan básicas como: alimentación, techo y vestimenta. Hemos perdido la visibilidad de ver a Dios obrando en nuestras vidas. Pedimos algo a Dios y decimos que
sea su voluntad pero cuando llega la respuesta sentimos rechazo e inconformidad
porque aparte de que no llego en nuestro tiempo no era lo que esperábamos, ¿no habías
pedido que fuera la voluntad de Dios? ¿Por qué sientes rechazo e inconformidad?
Para acercarnos a la palabra de Dios debemos hacerlo con actitud de
humildad, teniendo en cuenta que somos nosotros quienes necesitamos escuchar la
voz del Señor a través de su palabra.
Bendiciones en Cristo.
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