25 Abatida hasta el polvo está mi
alma; Vivifícame según tu palabra. 26 Te he manifestado mis caminos, y me has
respondido; Enséñame tus estatutos. 27 Hazme entender el camino de tus
mandamientos, Para que medite en tus maravillas. 28 Se deshace mi alma de
ansiedad; Susténtame según tu palabra. 29 Aparta de mí el camino de la mentira,
Y en tu misericordia concédeme tu ley. 30 Escogí el camino de la verdad; He
puesto tus juicios delante de mí. 31 Me he apegado a tus testimonios; Oh
Jehová, no me avergüences. 32 Por el camino de tus mandamientos correré, Cuando
ensanches mi corazón. He
MEDITACIÓN
Quizás hay en tu memoria momentos ingratos en los cuales
hayas querido tener una máquina capaz de hacer que el tiempo pase rápido y así
seguir con tu vida. Muchas veces solo tú “alma” (25, 28) y Dios entenderá la
magnitud de su sufrimiento. La presión constante de adversidades y conflictos
pueden confundirte, arrastrándote a un estado de abatimiento (postración
anímica de una persona; echado por tierra) y ansiedad intensa. La angustia de
salmista era tal que tenía el ánimo por el piso además de un corazón débil y
frágil que parecía deshacerse. No tienes una máquina para acelerar el tiempo
mágicamente y huir de esos días. Pero tienes a tu alcance un recurso que te
ayudara a levantarte y sostenerte (25, 28) en la tormenta: la comunión con Dios
(Hebreos 4:16). El te conoce (Salmos 31:7; 103:14; 136:23) y sabe como estas.
Cinco versículos en esta estrofa contienen la palabra “camino”, resaltando la
importancia de tomar decisiones acertadas; estas elecciones (30) determinan el
rumbo de tu vida. No decidas precipitadamente cuando tienes el ánimo por el
piso, sino levántate, aférrate a Dios y su palabra, abre tu corazón; el
responde (Salmos 62:8).
APLICACIÓN
1. ¿Te
cuesta expresar lo que hay en tu alma?
2. ¿Has
intentado huir de los problemas que te rodean?
3. ¿Por
qué no pruebas con depender de Dios?
4. ¿Qué harás
de ahora en más cuando estés desanimado?
Muchas veces resulta difícil expresar
lo que hay en nuestra alma cuando atravesamos por adversidades y conflictos. En
ocasiones, para no mostrar señales de debilidad y fragilidad disfrazamos nuestro
estado de ánimo, no tomando en cuenta que Dios nos conoce y sabe como estamos. Nadie
nos conoce como Dios. ¿Por qué huir del problema? ¿Por qué mejor no procuramos el
consejo y refugio en la palabra de Dios? Dios permite las pruebas para probar y
fortalecer nuestra fe, pero también nos da la salida. No te encierres en ti
mismo, no disimules una actitud de fortaleza cuando realmente estas en el piso.
Sed humildes, reconoce que no eres autosuficiente, que necesitas la ayuda
divina en todo. Procura que la palabra de Dios sea tu refugio en tiempos de
adversidad y conflictos.
Bendiciones e Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario