57
Mi porción es Jehová; He dicho que guardaré tus palabras. 58 Tu presencia
supliqué de todo corazón; Ten misericordia de mí según tu palabra. 59 Consideré
mis caminos, Y volví mis pies a tus testimonios. 60 Me apresuré y no me retardé
En guardar tus mandamientos. 61 Compañías de impíos me han rodeado, Mas no me
he olvidado de tu ley. 62 A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos
juicios. 63 Compañero soy yo de todos los que te temen Y guardan tus
mandamientos. 64 De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; Enséñame
tus estatutos. Tet
MEDITACIÓN
Unas
de las cosas más temidas e indeseables es enfrentar la soledad. El salmista se
encontraba rodeado de gente; pero solo. Tu suplica por experimentar la
presencia de Dios debe ser un acto de corazón entero y rendido delante del Señor.
El tiene mucho más que darte que una sensación de bienestar; puede darte
descanso y fortaleza (Éxodo 33:14-15; Salmos 138:3). Esto debe estar acompañado
de un riguroso auto examen que te ayude a enderezar la dirección de los pasos
de tu andar cristiano. Las promesas y los principios Bíblicos son recursos
permanentes e inagotables, pero el tiempo no. Tú eres el primer perjudicado al
postergar una buena decisión; apresúrate en tomarla. Siempre será más fácil hallar
socios para el pecado, pero eso no significa que no haya creyentes fieles y
temerosos de Dios con los cuales puedas formar una amistad piadosa. Dios no
puede bendecir el aislamiento cristiano como tampoco un comportamiento infantil
que rehúsa identificarse e integrarse con otros creyentes. El deleitarse en compañía
de ellos es evidencia de pertenencia. Tu responsabilidad es congregarte
fielmente en una iglesia local, tener comunión y compartir con tus hermanos en
Cristo.
APLICACIÓN
1. ¿Cuándo fue la última vez
que experimentaste la presencia de Dios en tu vida?
2. ¿Hace cuanto que vienes
postergando una buena decisión?
3. ¿Quiénes son tus
compañeros?
Es maravilloso experimentar la presencia de Dios en nuestra vida, es una experiencia de lo más alto experimentar la llenura del Espíritu Santo, es sentir a Dios actuando por medio de ti. Lastimosamente una vez que el pecado entra en tu vida, se arruina esa comunión tan grata entre tú y Dios, se apaga el Espíritu, se entristece porque no compagina con el pecado. Pero recuerda Dios te perdona si confiesas con corazón sincero y arrepentido a él tu pecado. Muchas veces no solo postergamos las buenas decisiones, sino que de hecho no hacemos buenas decisiones porque no nos encomendamos a la voluntad de Dios, y más aun, no somos constante en mantener la marcha en las decisiones tomadas porque no nos ponemos en dependencia de Dios, sino que nos confiamos en nuestras propias fuerzas. Lo más saludable para ti como hijo de Dios es que puedas rodearte siempre de creyentes genuinos y temerosos de Dios, que puedan aportar a tu crecimiento espiritual y tú al de ellos. Congrégate en una iglesia local, es el lugar donde encontraras esos compañeros que necesitas.
Bendiciones en Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario